Ricardo Palma en sus "Tradiciones Peruanas" hace visible lo que quizás el racismo de la época y a lo largo del tiempo han logrado ocultar en los libros de historia del Perú y permitido arrancar de nuestras mentes e imaginarios la posible existencia de un afroperuano en el sillón Presidencial.

Cuenta la historia que…

Aprovechando la ausencia del presidente Luis José de Orbegoso, el general Felipe Santiago Salaverry tomó Palacio de Gobierno y se proclamó Jefe y Legislador Supremo de la República del Perú el 23 de febrero de 1835.

Salaverry a iniciar campaña sobre Arequipa dejó en Lima, como prefecto y con ciertas facultades de mandatario, al coronel José Ángel Bujanda; quien para resguardar la capital, sólo disponía de cuarenta soldados de caballería y menos de cien infantes actuando como policías.

Una mañana, salió Bujanda con los cuarenta jinetes a batir una montonera, entre Surco y Miraflores. Y a eso del mediodía se presentó en Malambo (Barrio del distrito del Rímac) el “Negro” León Escobar, capitán de una facción de treinta bandoleros (cimarrones).

Galopó hasta Palacio, cuya guardia con un teniente, un sargento y seis soldados no opusieron resistencia. Hubo pánico y las puertas se cerraron. Tres ediles, que se hallaban en la Municipalidad, tuvieron el valor de ir a Palacio para pedir a Escobar que evite los excesos. 

Escobar, sentado con comodidad en el sillón presidencial, los recibió con cortesía, prometiendo que no habría desmanes siempre que el Municipio le pagara en menos de dos horas un cupo de cinco mil pesos para atender las exigencias y manutención de su gente. El acuerdo se cerró con los concejales pagando la mitad del cupo. Poco después de las tres de la tarde, los bandoleros dando entusiastas vivas a su caudillo, León Escobar, abandonaron nuestra capital, siguiendo la misma ruta de entrada. 

La historia termina cuando Palma cuenta que pasaron los años y uno de los ediles que negoció con el bandolero le asegura que «el retinto negro, en el sillón presidencial, se portó con igual o mayor cultura que los de piel blanca».

Aunque según Alberto Tauro del Pino, escritor y bibliógrafo peruano, León Escobar nunca tomó Palacio ni se sentó en el sillón Presidencial, más bien fue fusilado por orden de un jefe militar en castigo de sus fechorías (Tauro 1987, II: 768). Afirma que esta historia creada por Ricardo Palma tenía una única intención de demostrar que un negro al margen de la ley era capaz de comportarse con respeto, cordialidad y toda civilidad.

Bibliografía:

Tradiciones Peruanas, Ricardo Palma.

http://www.cervantesvirtual.com/portales/el_colegio_de_mexico/obra-visor-din/ricardo-palma-y-la-cultura-negra-0/html/016a22de-82b2-11df-acc7-002185ce6064_3.html

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